En memoria de Abel Hernán Espinoza Valdebenito
Por Víctor Araneda A. Fonoaudiólogo Escuela Alborada
De perogrullo es conocido que somos almas efímeras en este espacio/tiempo. Es difícil digerir que todo lo que hacemos y entregamos no es más que un intercambio finito en el mundo. Resulta difuso que personas tan humanas y cálidas, representantes fieles de la esencia que debería tener el ser humano, dejen de habitar en este plano y no nos detengamos a recordarlo un instante. Me rehúso a imaginar que nuestras huellas se borren con el paso de los inviernos fríos y lluviosos. Que nuestra voz se silencie con las rebeldes corrientes de aire, que nuestros ojos dejen de ver los atardeceres deslumbrantes, que al final del día solo existamos en el corazón y regiones hipocampales de nuestros seres queridos.
Don Abel Espinoza merece ser recordado por infinitas generaciones; merece ser reconocido por entregar parte de su vida a la noble labor educativa, por desbordar los pasillos de la Comunidad educativa Alborada con respeto, cortesía, serenidad, amor, cariño, generosidad y un sinfín de valores realmente interminables. Personas como él, ameritan tener un libro de vida, tal vez el suyo no será impreso en hojas, pero sí quedará plasmado en la memoria de todos quienes tuvimos la gran fortuna de conocerlo, de aprender e intercambiar conversaciones decorosas con él. En el fondo, a diferencia de lo que muchos piensan, somos recordados por lo que sentimos y proyectamos, la noble sinergia de lo que decimos y hacemos y la capacidad de hacer las cosas bien en un mundo muchas veces hostil e injusto.
Don Abel, su energía, su pasión por la música, su templanza y comportamiento humano, siempre otorgará las directrices del camino que debemos recorrer.
Hasta que nos volvamos a encontrar.
Con todo el cariño que merece.
Este Espacio esta preparado para ti!! 1
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