Frase del día: "Tratad a los demás como queréis que ellos os traten" Mateo 7,16. 12-14

¿Cambiar el destino de Loncoche?

By on 3 diciembre, 2021

Por Alberto Velázquez Castro

Esta es la última columna que escribo sobre la contingencia comunal en un buen tiempo, salvo que algo muy urgente lo amerite. Solo pediré que en esta ocasión se ponga atención en el mensaje y no en el mensajero.

Los antiguos griegos creían que el destino era una fuerza superior que no se podía cambiar. Así los seres humanos por más esfuerzos que hicieran no podían modificar su suerte. ¿Nos encontramos ante una tragedia que no se puede alterar? Tal vez, pero ahora somos conscientes que, con nuestras acciones, a lo menos, en algo podemos afectar la realidad y, por ende, cambiar el fatídico destino.

El primer indicio trágico se puede documentar en Julio de 2020. Remito a las columnas publicadas en Loncoche al día cuyos enlaces están al final. En ellas se encuentra el germen de lo que hoy realiza la administración y probablemente de lo que sucederá en el futuro (estas líneas son un intento de que ello no ocurra). No era necesario copiar o plagiar. ¿Para qué intentar ser lo que no se es? En ello, radica la clave de la administración; su pasión por lo innecesario, por lo que sobra y está demás.

Los hechos que llevan al camino de lo innecesario: 0) Se prometió una cosa y se hizo otra: no habría contratados afuerinos y los hubo. 1) Decide no continuar con internet para estudiantes rurales. 2)Acusa a un profesor de usas recursos públicos para fines políticos (sin fundamento). 3)Reemplaza de la noche a la mañana a las directoras de colegios municipales. 4)Al parecer no respeta el fuero maternal de una de ellas. 5) Le quita autoridad a la directora de educación elegida por concurso público y la vuelve prácticamente irrelevante.  6)El asesor legal tilda de “pobre víctima” a persona que denuncia acoso laboral y sexual. 7) Se decide no acatar resolución de la contraloría para reponer a directora a pesar que Contraloría señala que se debe reintegrar de inmediato aun cuando exista apelación. 8) El asesor responde demanda por acoso laboral y sexual y dice “si este asunto llegó a ese punto fue porque la propia demandante lo permitió”. 9) Tendencia a favorecer a los propios con desmesura, ejemplo: Prevencionista de riesgo antigua: 800.000; prevencionista nueva: 1.700.000. 10) El título falso presentado por una persona muy cercana a la administración (¿la administración sabía? ¿esto huele al caso Watergate?). 11) La ambulancia que se pide al hospital su devolución. 12) La sede que ya no administrará la unión comunal. 13) La actitud ante la consulta de dos concejales: suban el nivel. 14) Y el asesor lanza documento a concejal que pregunta por título de funcionaria. Hay más, pero por hoy basta…Nada de esto era necesario.

La administración pareciera tener cierto espíritu conservador y anticuado. Hay cierta tendencia a acallar a la oposición y a silenciar incluso la posibilidad de preguntar. Hay una concepción del poder muy del siglo XX. La administración termina la discusión y resuelve imponiéndose por autoridad y no con argumentos (se escucha un eco que dice: el poder lo detento yo). Hay cierta impericia, cierta tendencia a pintura con brocha gorda. Al parecer no había plan y tampoco equipo, por ello, tanto cargo improvisado (pregunte, por ejemplo, en educación). ¿Puede la administración cambiar su destino? Los griegos dirían que no. Nosotros creemos que tiene las herramientas para salvar la tragedia. Por ahora, puede refugiarse en sus buenos pasos: la transmisión de los concejos, las múltiples ferias, los operativos en diversos sectores, el apoyo a los emprendedores y el intento (lento) de construir una política de protección a la mujer.

La democracia se construye todos los días. No se agota en las elecciones; implica siempre algo más que el mero acto de votar. Hoy, también implica, que múltiples actores puedan supervisar, opinar y controlar al poder. La democracia es frágil; siempre hay grupos y personas al acecho; personajes dispuestos a llevársela por delante o bien esconderla en un cajón. La democracia entrega un mandato y un poder limitado temporal e institucionalmente. El poder desgasta y corrompe; a unos más y a otros menos. La democracia exige en el ejercicio del poder cierta templanza y moderación, cierta mesura que no resulta, para nosotros seres imperfectos, fácil de alcanzar. La democracia se valida en el ejercicio del poder.  Y si el poder no quiere cambiar su destino queda a los ciudadanos hacerlo, y no ser meros espectadores y cómplices. Tarde o temprano (si no hay corrección) será su propia pasión por lo innecesario la que perderá a la administración.

Aquí va un listado de comprobación propuesto por destacado académico de la Universidad de Chile, Ingeniero Mario Waissbluth para que los ciudadanos pongan ojo:

¿En la administración hay?

Auditorías meramente formales que no reflejan las verdaderas pérdidas monetarias ni de activos. Investigaciones sumarias no cerradas oportunamente…o nunca.

Sanciones establecidas en sumarias no cerradas oportunamente…o nunca.

Funcionarios sorprendidos en corrupción flagrante que fueron meramente trasladados de oficina o región.

Personal fantasma.

Bienes o servicios adquiridos, pagados y no recibidos.

Beneficiarios no identificables o fallecidos.

Cambios repentinos de patrimonio de directivos y personal de diversas áreas, especialmente de contabilidad y finanzas (y sus familiares directos).

Falta de consistencia en análisis contables.

Directivos y personal de las áreas de contabilidad finanzas que gestionan recursos como cajas negras y que evitan los controles institucionales y ser reemplazados (no salen de vacaciones o generan círculos de protección).

Directivos y personal que son clientes frecuentes de casinos y otras formas de apuesta.

Inconsistencias en informes de gestión.

Bienes o servicios adquiridos/pagados sin uso.

Abuso de contratación de redes familiares.

Es necesario revisar las siguientes publicaciones y comparar

http://www.ced.cl/cedcl/wp-content/uploads/2017/10/todos-quisimos-ser-heroes.pdf. (Véase página 41).

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