EDITORIAL: Contratación de familiares en la Municipalidad de Loncoche
Los últimos días han sido polémicos.
El debate sobre las relaciones familiares y afectivas del alcalde, concejales y jefes de servicio con funcionarios contratados en el municipio está que arde. Las acusaciones cruzadas van y vienen. Más de alguien ha dicho que se abrió la caja de Pandora.
El asunto es bastante simple, pero como tantas veces los seres humanos lo volvemos algo difícil y enredado. Sobre este punto hay dos criterios: el legal y el ético. El criterio legal es el mínimo exigible. El criterio ético es el máximo exigible.
El primer criterio, -(insoslayable)-, es el legal, basta con leer la ley, ella dice: “Las personas que tengan la calidad de cónyuge, hijos, adoptados o parientes hasta el tercer grado de consanguinidad y segundo de afinidad inclusive respecto de las autoridades y de los funcionarios directivos del organismo de la administración civil del Estado al que postulan, hasta el nivel de jefe de departamento o su equivalente, inclusive”. Además, la ley establece que “Para los efectos del Artículo anterior, los postulantes a un cargo público deberán prestar una declaración jurada que acredite que no se encuentran afectos a alguna de las causales de inhabilidad previstas en ese artículo.” Todo es bastante claro. No hay medias tintas, ni tampoco nada que interpretar.
El asunto es que durante meses no se ha respetado este criterio legal. Es decir, que se ha caído en la falta de no respetar la ley. Esta es una comuna pequeña donde muchos se conocen y se sabe quien es pariente de quien. No obstante, se ha hecho vista gorda. Y por alguna razón oculta quienes son encargados de hacer cumplir la ley no lo han hecho.
El segundo criterio es el ético; desde esa perspectiva el alcalde ni los concejales ni los jefes de servicio deberían tener familiares trabajando en la Municipalidad. Lo anterior, porque se produce un conflicto de intereses. Los seres humanos siempre tenemos un sesgo hacia nuestros familiares y seres queridos. Para evitar esa preferencia y diferencia es mejor que nuestros familiares no trabajen cerca. Así se evita la sospecha de que quien detente el poder de alguna manera los beneficie. Hay que huir del Nepotismo. El criterio ético es el ideal. Y el ideal es difícil de alcanzar.
Dicho lo anterior, es esperable que prontamente se ajuste la situación de la Municipalidad de Loncoche al criterio legal, que se consulten todos los casos a la Contraloría y que se actúe conforme a lo que ella dictamine. De esa manera se daría cumplimiento al criterio legal que es lo mínimo exigible. Sin embargo, de nuestras autoridades electas esperamos mucho más, muchos de ellos son puntos de ejemplo y referencia, por ello éticamente sería esperable que ni el alcalde ni los concejales tuvieran familiares trabajando en la Municipalidad. Es más hacia el futuro no debería haber relaciones familiares extensas trabajando en la Municipalidad. Las redes extensas se ven mal y huelen mal.
En resumen, por ahora, basta con que se cumpla la ley, es decir, que se cumpla el criterio legal. Ello es inexcusable. Quienes no respeten la ley deben asumir las consecuencias. Este es el camino para que lo dicho por la ley se haga realidad: “la probidad administrativa consiste en observar una conducta funcionaria intachable y un desempeño honesto y leal de la función o cargo, con preeminencia del interés general sobre el particular.” Nuestras relaciones, afectos y familiares son nuestro interés particular. La comuna y todos sus habitantes son el interés general.
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