En el 92° cumpleaños de Abraham Abara Kessie

By Miguel Jimenez on 12 febrero, 2022

La vida pasa, el tiempo la consume. Es la lucha de la memoria contra el olvido.

Esa ha sido la tarea de Abraham Abara, quitarle trozos a ese tiempo que lo devora todo. Ha hilado 1546 páginas por más de cincuenta años. Lo ha hecho con una paciencia infinita; esa virtud que solo poseen los hombres de fuste.

Página a página, trozo a trozo. Buscando en archivos, en diarios, en revistas, conversando, insistiendo, preguntando, comentando. Abraham Abara es las 1546 páginas de su libro “Loncoche. Antecedentes para una historia.”

Es un hombre que ha tratado siempre de conectar el pasado con el presente. Y lo ha hecho también rescatando a los veteranos de la guerra del pacífico y con sus modelos a escala de casas y edificios públicos antiguos de Loncoche.

Abara pareciera tener una ambición: guardarlo todo, recordarlo todo y lanzarlo todo hacia el futuro. Recordarles a esos seres arrogantes que la historia no comienza con ellos. Es el archivo vivo de Loncoche y en su cuaderno de notas pareciera estar todo: desde las fiestas primaverales a la feria agrícola y ganadera; de las comunidades indígenas a los políticos; de los negocios a los personajes ilustres; de las oficinas públicas a las múltiples organizaciones sociales que van y vienen; están los artesanos, los bomberos, los colegios, las iglesias, los poetas, los artistas, la música, el deporte; en fin: intenta cubrir todos los ámbitos de la cultura y de la vida en Loncoche.

¿Quién ha hecho más por construir una identidad loncochense? Nadie.

No han sido los alcaldes ni los políticos. Tampoco los poderosos o los que se creen dueños de todo.

El gran constructor de la identidad local es Abraham Abara.

Indudablemente muchos han contribuido, mas es Abara quien ha conservado esas acciones humanas y las ha puesto en un marco mayor; las ha puesto dentro del escenario. Es así porque el mero acto de unir e hilar, de ordenar y juntar, aunque sea por ubicar un acontecimiento al lado del otro; es una búsqueda de sentido. Laten en su obra esas preguntas que dicen de dónde venimos y quiénes somos.

Abara cree que “el pasado puede revelar algún aspecto del presente y, por ende, de lo humano”. En sus 1546 páginas ha construido una memoria comunal, un sentido local, una identidad local, un lugar donde podemos reflejar nuestras miradas.

A sus 92 años Abraham Abara, cumplidos hoy, continúa luchando a favor de la memoria y contra el olvido. Lo ha hecho toda su vida; hacer ello no es poca cosa.

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