Ignorar la noticia y silenciar al mensajero
Un gran periodista dice: “noticia es aquello que alguien en alguna parte no quiere que se sepa”.
Por lo general siempre hay alguien que quiere esconder los hechos. La tarea del periodismo es mostrarlos y describirlos. Una vez mostrados y descritos se puede nombrar y opinar.
El periodista es un mensajero.
En una sociedad democrática su labor es esencial. El periodista ayuda a distribuir el poder, reparte la información y añade nuevas perspectivas para pensar. Por ello, no es insignificante que se haya bautizado a la prensa como el cuarto poder del estado.
Todos los seres humanos sentimos miedo, miedo a muchas cosas: al tiempo, a la muerte, al abandono, al olvido, a la soledad, a los otros, etc. Pero un miedo terrible es el ser avergonzado públicamente.
A ese miedo hace frente un periodista o a quien intente serlo.
Hay que erigirse contra ese temor porque ya en la antigüedad se decía: “nadie ama al mensajero que trae malas noticias”. Sin duda, cuesta decirle al emperador que va desnudo. Lo más probable es que por decir los hechos, (lo que no quieren que digas), te conviertan en un muñeco de paja y te prendan fuego. A lo largo de la historia han sido cientos los mensajeros silenciados y apedreados por traer noticias que no gustan al poderoso y que lesionan sus intereses. Esta actitud es la de siempre, la que la historia nos enseña y demuestra: se tiran piedras y se ataca a los medios que publican los hechos.
Indudablemente, no es fácil decir aquello que alguien en algún lugar no quiere que se sepa.
El compromiso de este medio es con los hechos.
Lo importante no es el mensajero; es el mensaje.
Aquí no se trata de simpatía ni de amistad, no se trata si se es de derecha, centro o izquierda, tampoco se trata de proteger intereses.
No se trata de ignorar la noticia, no se trata ni de derrotados ni de vencedores. No se trata del mensajero, se trata del mensaje.
Se trata de la fe pública, de que el poder no se use de manera arbitraria; se trata del buen uso de los recursos públicos; se trata de la probidad, se trata del respeto a La Ley.
Se trata de ser coherentes con lo que enseñamos a nuestros hijos: la verdad y el bien común.
Se puede matar al mensajero pero no se elimina con ello el mensaje.
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