Frase del día: "Tratad a los demás como queréis que ellos os traten" Mateo 7,16. 12-14

¿La política es sin llorar?

By on 13 febrero, 2021

Por Cristofer Hermosilla Perez, estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile.

La política es sucia, o mejor dicho la vieja política es sucia.

La vieja política se caracteriza por ser una carrera casi profesional que consiste en ganar elecciones, manipular a la  prensa, hacer acuerdos turbios, tramar ataques contra sus  rivales y atacar por la espalda para alcanzar el poder.

Hace poco más de un año los chilenos irrumpieron en las calles, marcando un hito dentro de vida política y social de nuestro país. El denominado “estallido social” logro visibilizar el descontento de los chilenos, hacia la clase política tradicional quienes,  acostumbrados a la “cocina” y el nepotismo,  degradaron a pulso  la actividad política nacional.

Usualmente, en conversaciones familiares o con amigos, hablar de política se convierte en un foco de conflicto obligado. Es ahí en donde debemos aplicar cierto grado de tolerancia., tolerancia que, según los profesores Pablo Ruiz Tagle y Sofía Correa, no necesariamente concibe que se compartan las ideas, valores y propuestas, ni mucho menos abandonar o renunciar a tus propias ideas.

La tolerancia exige una predisposición mutua  a escuchar aquellas ideas con las cuales no me identifico o con las cuales estoy en desacuerdo,  por esto es fundamental entender que todos podemos tener posiciones distintas, y esto no te hace más ni menos persona, no obstante el dialogo y la deliberación deben ir acompañados de la búsqueda de la verdad y la racionalidad. A esta capacidad la denominamos pensamiento crítico, y aquel pensamiento es la capacidad de cuestionar  nuestras ideas  y palabras para llegar a desarrollar nuevas percepciones de lo que creemos y de lo que creen.

El próximo 11 de abril las 364 comunas elegirán a alcaldes y concejales, tarea que les corresponde a sus ciudadanas y ciudadanos. Para esto debe existir un  amplio intercambios de ideas, posturas, dialogo y respeto. Nuestra democracia “representativa” se sostiene a partir de las características antes mencionadas.

En Loncoche nos falta avanzar hacia una postura tolerante. Aquí  los debates se basan en una argumentación “ad hominem”, (en contra de la personas o ataques personales), que sin duda no contribuyen al verdadero foco que son las ideas. Las personas pasan las ideas quedan y perduran. Como ciudadanos de Loncoche debemos procurar que aquellos intercambios de ideas se desarrollen sin descalificaciones y de la forma más enriquecedora posible.

Nuestro pueblo debe convertirse, durante los próximos dos meses, en un centro de explosión de ideas, de discusión en el buen sentido de la palabra, de interacción y de apertura hacia pensamientos  que no son de nuestro agrado, de ello depende el futuro  de nuestra democracia. En una entrevista,  Carlos Peña, Rector de la UDP y columnista,   resumía nuestro sistema democrático bajo dos pilares, uno de ellos era la condena de todo tipo de violencia, venga de donde venga. En segundo lugar, la posibilidad de convencer y persuadir a quien no piensa como uno. Es este segundo pilar del que necesita nuestro Loncoche. En nuestra ciudad no existe un espacio público de deliberación, debemos crearlo, porque esa es la tarea del presente y del futuro.

Tras aquella frase tan típicamente usada de “la política es sin llorar”, se esconde el cinismo y  la interpretación de que, en  el trayecto a un cargo de representación popular, todo medio es válido. Es por esto que como joven,  en algunos casos,  un poco idealista,  creo que la política debe cambiar, aquel cambio no es fácil porque en ciudades como ésta existen personas que se sienten dueñas de la verdad, no escatiman en ningún tipo de esfuerzo con tal que perpetuarse y alcanzar el poder.

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