Frase del día: "Tratad a los demás como queréis que ellos os traten" Mateo 7,16. 12-14

La realidad de Loncoche: EL CUENTO DEL REY DESNUDO

By on 2 diciembre, 2020

“Hasta la misma persona de un rey, llegaron varios charlatanes que se decían a sí mismos sastres o tejedores. Afirmaban que eran capaces de elaborar las mejores telas, los mejores vestidos y las mejores capas que ojos humanos pudieran haber visto, sólo exigían que se les entregase el dinero necesario para comprar las telas, los bordados, los hilos de oro y todo lo necesario para su confección.

Ahora bien, dejaban entendido que tales obras sólo podrían verlas aquellas personas que realmente fueran hijos de bien y creían en todo lo que decía el rey.

Admirado el rey de tan maravillosa cualidad otorgó a los charlatanes todo aquello que estos solicitaban y encerrados en una habitación bajo llave, simulaban trabajar en confeccionar ricas telas con las que hacer un traje para el rey, y que este pudiera lucirlo en las fiestas que se acercaban.

Llegado el momento en que el vestido estuvo terminado, el rey fue a probárselo, pero al igual que sus criados no conseguía verlo, por lo que obviamente cayó en el mismo error en que ya habían caído sus criados y a pesar de no ver vestido alguno, hizo como si se probase el vestido alabando la delicadeza y belleza del mismo.

Los cortesanos que acompañaban al rey para no perder sus privilegios, presa de la misma alucinación, también se deshicieron en alabanzas con el vestido a pesar de que ninguno de ellos era capaz de ver el vestido, y no queriendo nadie reconocer tal afrenta de contradecir al rey todos callaron y todos afirmaron, desde el rey hasta el último de los criados.

Llegado el día de la fiesta, el rey se vistió con el supuesto vestido y montado en su caballo salió en procesión por las calles de la villa, la gente también conocedora de la rara cualidad que tenía el vestido callaba y veía pasar a su rey, hasta que un pobre niño de corta edad, inocente donde los haya, dijo en voz alta y clara «el rey va desnudo».

Tal grito pareció remover las conciencias de todos aquellos que presenciaban el desfile, primero con murmullos y luego a voz en grito todos empezaron a chismorrear «¡El rey va desnudo!», «¡El rey va desnudo!»; los cortesanos del rey y el mismo rey se dieron pronto cuenta del engaño y es que realmente el rey iba desnudo…

Cuando fueron a buscar a los pícaros al castillo, estos habían desaparecido con todo el dinero, joyas, oro, plata y sedas que les había sido entregado para confeccionar el vestido del rey.

El engaño había surtido efecto y el rey iba desnudo”.

De este cuento podemos deducir una moraleja: que no por el hecho de que una mentira sea aceptada por muchos, tenga que ser cierta.

Cualquier semejanza con la vida real en Loncoche es solo coincidencia del extracto del cuento danés de Hans Christian Andersen.

Rodrigo Cuitiño Ortiz.

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