Frase del día: "Tratad a los demás como queréis que ellos os traten" Mateo 7,16. 12-14

Loncoche: La venganza de Arturo

By on 29 diciembre, 2020

La venganza de Arturo estuvo a punto de concretarse hace 4 años.

Sólo faltaron 14 votos.

Y cooperó a que no fuera posible una mala presentación al Tribunal Electoral, que debiendo hacerse ayer se hizo hoy. Y eso es “fuera de plazo”. Fue tarde y se perdió la posibilidad de un recuento de votos,  que pudo cambiar la historia.

El hijo mayor de Arturo estudió leyes, es Licenciado en Derecho, pero nunca ha podido ejercer como Abogado porque nunca pudo jurar ante la Corte Suprema, requisito indispensable para ejercer. No importa el motivo o razón, pero sería bueno saberlo. Y en esa circunstancia, asesorado por un amigo abogado, -que sí juró y firmó el escrito necesario-,  aparece como imperdonable e impresentable  esta falla.

La venganza de Arturo está pendiente, pero podría concretarse  en abril próximo, de no ocurrir algo extraordinario, como a veces ocurre.

Y podría ocurrir, ¿por qué no?

Sea por aquello que “No por mucho madrugar…”

Y veces puede amanecer a mediodía, como hace algunos  días con este fenómeno de la naturaleza que vivimos. ¿Y quién, alguna vez, no amaneció tarde, a mediodía o más tarde?

O porque: “Tanto va el cántaro al agua… Y se puede romper este cántaro.

O, “porque en la puerta de horno…” ¿Cuántos panes se han quemado, ahí? Y el pan no pudo comerse.

Arturo fue Alcalde de este pueblo, elegido democráticamente en 1996. Era un profesor, demócrata cristiano, árbitro de fútbol, locutor de radio, entre otras cosas, amigo de los amigos, muy popular, buena onda, etc.

Fue reelecto en 2000.

Pero solo alcanzó a cumplir medio período esta vez.

La Contraloría investigó y descubrió graves irregularidades. Y puso en conocimiento de ellas a la justicia. Y la justicia actuó y Arturo permaneció meses en Villarrica y no precisamente de vacaciones.

Y el Concejo debió actuar. Y actuó. El Tribunal Electoral destituyó a Arturo por faltas a la probidad administrativa.  Y aunque apeló a todas las instancias posibles debió abandonar su cómodo,  -y bien dotado de monedas cada fin de mes-, sillón alcaldicio.

Y fue condenado.

Y volvió a ser Profesor y árbitro de fútbol.

Y ahí, en esos día muy duros, surgió la venganza de Arturo.

“Tú serás Alcalde de este pueblo algún día”, se me ocurre,  habría dicho entonces Arturo.

“Y ahora parte de Concejal. Y deberás ser disciplinado con tu partido y desempeñar todas las funciones que te encomienden”, habría agregado, creo.

Y así el hijo de Arturo desempeñó siempre funciones políticas, hasta que, inesperadamente renunció a su partido, que le había dado tanto. Claro,  por estos tiempos los políticos y la política no gozan de la total aceptación ciudadana. Pudo ser Alcalde  antes, pero él tenía que elegirse democráticamente.

La venganza de Arturo podría concretarse en abril próximo.

¡De no ocurrir algo extraordinario!

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