Obituario desde los Países bajos: Millaray Brito Siade
Adiós, querida Milla
La conocí, (conocimos), a comienzos de la década de 1950 cuando su padre, don Eduardo Brito Salas, Mayor de Carabineros llegó a desempeñar las labores correspondientes a su rango en la Comisaría de Loncoche.
Entonces, nuestra entretención más importante, por no decir la única, era jugar fútbol y en cada oportunidad que los funcionarios policiales ‘secuestraban’ nuestra pelota de fútbol al sorprendernos practicando nuestro deporte en un sitio eriazo que la institución policial se había apropiado indebidamente donde dejaban pastar sus caballos, recurríamos a Millaray Brito Siade, hija del Mayor de Carabineros, quien concurría a la Comisaría –y tras ella todos los que jugábamos en esa oportunidad más los “mirones”, que por su menor edad quedaban fuera de las pichangas- para reclamarle a su padre lo que habían hecho sus subalternos y solicitarle que nos hicieran entrega del preciado balón.
Desde entonces, Millaray fue nuestra “hada madrina” y contó siempre con el afecto y respeto de todos los que practicábamos nuestro deporte favorito en la que llamábamos la “Cancha de los Pacos”, ubicada en lo que hoy corresponde a la población Los Trigales.
Por razones funcionarias, la familia Brito Siade abandonó Loncoche y solo volvió años más tarde, asumiendo don Eduardo el cargo de gobernador del departamente de Villarrica nombrado por el Presidente Salvador Allende. Millaray estudiaba entornces Periodismo en la Universidad de Concepción, la que debió abandonar posterior al 11 de septiembre de 1973 por su condición de dirigente de las Juventudes Comunistas.
Poco supe de ella en ese periodo y menos en el posterior que se inició ese 11 de septiembre de 1973 con el golpe de Estado. Quizás el único recuerdo de ella y su familia fue el haber visto con mucha sorpresa a don Eduardo como detenido en la Penitenciaría de Temuco, donde yo me encontraba desde mi detención a comienzos de octubre de 1973. Felizmente, poco tiempo más tarde él fue liberado.
Años más tarde, visitando a mis padres en Temuco, vi llegar a Millaray, que había sabido que me encontraba en Chile y había decidido viajar desde CuraCautín para saludarme. Los momentos que estuvimos juntos se nos hicieron poco para tanto que teníamos que conversar, traer tantos recuerdos a la memoria y especialmente escucharla cómo había sido su vida durante la dictadura. Casi conjuntamente con la llegada de Milla, pasó a visitarnos otro amigo de esa época, ‘Polo’ Sotomayor. Ese encuentro quedó plasmado en la foto que acompaño.
Parte de su actividad política durante la dictadura la encontré leyendo el libro La Lista del Schindler Chileno. Empresario, comunista, clandestino, escrito por el periodista Manuel Salazar Salvo (LOM Ediciones). Salazar relata la historia de un hombre, empresario farmacéutico de Concepción, Jorge Schindler Etchegaray que, luego del golpe de Estado, “optó por quedarse y poner en funcionamiento una cadena de farmacias que sirvió de fuente laboral, de refugio y de ayuda a decenas de hombres y mujeres de la izquierda chilena que trataban de sobrevivir y de resistir los intentos del regimen militar por exterminarlos y hacerlos desaparecer de la faz de la tierra”. (Introducción, pag.7). En ese grupo, participó Millaray.
Ahora, relacionando los hechos de nuestra niñez y la experiencia política de Millaray, quizás aquellos actos de rebeldía contra las injustas medidas adoptadas por subalternos de su padre contra niños cuyo tremendo pecado era practicar su deporte en un terreno ‘prohibido’, fueron los primeros estimulantes para que años más tarde asumiera una conducta política-ideológica que la llevaría a ser dirigente de las Juventudes Comunistas y formar parte de la resistencia a la dictadura cívico-militar.
Con más cariño que cuando éramos niños, cuando nos volvimos a encontrar la comencé a llamar “La Pasionaria”, nombre como fuera conocida Dolores Ibárruri Gómez, dirigenta emblemática del Partido Comunista Español, símbolo más famoso de la causa republicana en España en la lucha contra las fuerzas fascistas encabezadas por Francisco Franco.
Hoy, mi querida Milla ha partido al infinito y de seguro está junto a sus queridos padres, Felicia y Eduardo y también con todos sus camaradas, mujeres y hombres, que quedaron en el camino en la lucha por la recuperación de la democracia.
Con tu partida, mi querida Pasionaria, parte también una parte de mi niñez/juventud.
Adiós, querida amiga y compañera.
Luis Alberto Alarcón Seguel (Belto)
Países Bajos, julio 2021
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