Semblanzas Loncochenses: Blanca Nieves Valenzuela Muñoz: Esposa Feliz

“Soy una mujer muy feliz por tener un compañero como Él”…
Es el auténtico testimonio de Blanca Nieves con ocasión de encontrarse celebrando cincuenta y siete años de matrimonio con el Historiador Loncochense Abraham Abara Kessie; epítetos que complementa al acotar la dedicación de su esposo al hogar y, por añadidura, al subrayar lo cariñoso que es con sus hijos Rodrigo y Mónica, con sus seis nietos y con la única bisnieta.
Junto con identificar su nacimiento en la ciudad de Gorbea y evocar la condición de funcionario de Ferrocarriles del Estado de su padre, que le significó vivir en varias ciudades, con legítimo orgullo recrea el pasado trayendo al presente la figura histórica de sus abuelos paternos que participaron en la Guerra del Pacífico, él como soldado y ella como “cantinera” en la batallas de Chorillos y Miraflores.
En el contexto de la dinámica laboral de su padre cursó las “Preparatorias” en varias ciudades del sur del país y, las “Humanidades”, en la Escuela Técnica Femenina de Temuco y, el hecho de haber residido en la ciudad de Loncoche por diez años, fue motivación importante para ingresar al Hospital el año 1954 como Practicante, cargo que el día de hoy es análogo al de Paramédico.
De su experiencia laboral sólo tiene recuerdos hermosos los que asocia de manera objetiva con el hecho de haber vivido y participado en lo que califica simbólicamente como la “Edad de Oro” del Hospital de Loncoche; época que sustantiva con el ejercicio profesional de los Médicos Directores Alarico Escauriaza y Manuel Vidal, quienes a partir de su eximia calidad de facultativos, hicieron de este Centro de Salud un polo de atracción para las comunas de Villarrica, Gorbea, Lanco y Panguipulli, por las egregias intervenciones quirúrgicas que realizaban.
Con los aplausos de cariño y reconocimiento de sus pares Blanca Nieves recibió el año1980 el Diploma de Honor de “Mejor Funcionaria”, distinción a partir de la cual inició el proceso de jubilación, lo que hoy le permite disfrutar, consciente de sus derechos y deberes, como esposa, madre, abuelita y bis-abuelita.
Capítulo especial en la evocación de su vida es para Blanca Nieves el haber conocido a su esposo Abraham Abara, lo que sucedió en un típico “malón” loncochense el año 1956. Hoy, después de 57 años de dichosa vida conyugal lo define como un hombre muy especial, tenaz y muy persistente en el logro de sus metas, cualidades que le han permitido trascendentes reconocimientos por sus cinco obras historiográficas, reconocimientos que tiene la dicha de haber compartido, aquí y ahora.
Ricardo Véjar Cortés
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