Semblanzas loncochenses: Eduviges Zapata viuda de Carinao
Alimentación sana y mucho cariño es lo que recomienda la Lonco de la comunidad Domingo Carinao para disfrutar de 102 años de vida. Lee y escribe; conversa y relata con fluidez asuntos concernientes a su comunidad, temas económicos y sociales y, recuerdos de familia en general; lo que hace vocalizando y pronunciando cada palabra como desearía un Profesor de Lenguaje que lo hicieran sus alumnos de Enseñanza Media y, ella, sólo cursó hasta Cuarto Año Preparatorias en la segunda década del siglo pasado.
Al preguntársele por sus descendientes, luego de afirmar que tuvo 9 hijos, pide ayuda a su hija Fresia para no cometer errores en el registro de sus 14 nietos, 20 bisnietos y 4 tataranietos, los que desea ver juntos en su próximo cumpleaños.
Entre sus recuerdos, en los que obviamente resulta difícil el orden cronológico, deambula entre el pasado remoto y el presente, hablando siempre con la fuerza de la emoción asociada: al quedar viuda, por experiencia personal, no quiso volver a casarse para no dar un padrasto a sus hijos e hijas; reconoce su fama en las comunidades aledañas en arreglar quebraduras y zafaduras de huesos, tanto en personas como en animales; especial importancia asigna a la Constitución de su Comunidad en 1995, la Domingo Carinao en el sector Muquén, en la cual desempeña el rol de Lonco reconocida por la Conadi y, finalmente termina contando acerca de la hechura de durmientes para la línea del ferrocarril de Loncoche a Villarrica, faena en la cual le tocó trabajar codo a codo con los hombres.
Se ha dicho que es bueno reconocer en vida y parece que algo espera a la Señora Eduviges con ocasión del Día de la Mujer Indígena.
Colaboración de Ricardo Véjar Cortés
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