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La Antártica chilena, laboratorio natural para la investigación del cambio climático

By on 9 diciembre, 2016

La revista The Cryosphere, de la Unión Europea de Geociencias (EGU, por sus siglas en inglés), publicó en fecha reciente un trabajo realizado por científicos del clima de la Universidad de Reading, de Reino Unido, en el que se concluye que ha habido una disminución máxima de los hielos antárticos de un 14% comparado con la habida en el año 1900. Esta mengua sería mucho menor que la sufrida por el Ártico en igual período.

Uno de los aspectos más interesantes de estas derivaciones es que están apoyadas en registros recogidos y estampados en sus respectivas bitácoras por los exploradores Robert Scott y Ernest Shackleton, quienes hace más de 100 años las llevaron a cabo, hazañas que en su momento fueron consideradas como fracasos heroicos. Con todo, los datos obtenidos entonces por estos y otros expedicionarios están contribuyendo a entender en nuestros días lo que acontece con los hielos marinos de la Antártica.

Chile dispone de 1.250.000 kilómetros cuadrados en la Antártica, posesión que se ve refrendada por títulos de dominios conferidos por la Corona de España a la Capitanía General de Chile durante la presencia española en América, y por el Decreto Supremo Nº 1.767 del 6 de noviembre de 1940, en el que se establecen los límites de la Antártica Chilena, que tiene como capital Puerto Williams. En el Territorio Antártico Chileno está el poblado Villa Las Estrellas, habitado todo el año por personal de las Fuerzas Armadas, que vigila y protege la soberanía nacional junto a integrantes de bases científicas y meteorológicas y personal civil.

Perspectiva única

La presencia de Chile en uno de los puntos más australes del planeta, que bien puede considerarse único, debe servir para promover e impulsar el desarrollo de la ciencia, atraer capitales y científicos extranjeros y locales y cuyo trabajo sea compartido con el resto de la de la humanidad.

Para tener una idea de lo que abarca e incluye esta vasta región antártica chilena, digamos que sus límites son los siguientes: 

– Al este, la barrera de hielos Larsen, el mar de Weddell y las islas Vega, Seymour, Ross, Cerro Nevado y Robertson, y todas las tierras que se extiendan hacia el sur a partir del meridiano 53º oeste.

– La gran península de la Tierra de O’Higgins, con sus islas e islotes cercanos a ella, que es, en realidad, la continuación de la cordillera de los Andes, llamada Antartandes por algunos autores. 

– Al norte se encuentran las islas Piloto Pardo, Clarence, Dundee, Joinville y D’Urville. 

– Al noroeste, se sitúan las islas Shetland del Sur, que agrupan las islas Rey Jorge, Nelson, Robert, Greenwich, Livingston, Decepción y Snow. 

– Al oeste, el mar de Bellingshausen y tierras que se extienden hacia el sur hasta el meridiano 90º oeste, con las islas Smith, Palmer, Low, Trinidad, Bravante, Anvers, Renaud, Serrano, Biscoe, Adelaida, Alejandro y Charcot. 

Hoy por hoy, este continente helado es un laboratorio natural en el que una de sus líneas de investigación principal tiene relación con el cambio climático, atendiendo a los efectos que este está provocando en varios lugares del continente americano y especialmente en su condición de regulador del clima planetario.

Calentamiento acelerado

Según los expertos en los últimos 100 años el planeta se ha calentado unos 0,74 grados Celsius. En tanto, la península antártica ha aumentado su temperatura 3 grados en solo 60 años.

En una de las postreras expediciones organizadas por el Instituto Antártico Chileno, la mayor parte de los proyectos estaban relacionados con el cambio climático. La idea era medir su impacto en la flora y fauna y en los glaciares, con la idea de anticiparse a las secuelas que podrían ocasionar y tomar medidas preventivas.

Los investigadores y científicos nos advierten que el incremento de las temperaturas tiene efectos en el deshielo de los glaciares y en la supervivencia de especies vitales para el entorno antártico. Uno de los casos más visibles son las grandes plataformas de hielo que se encuentran a la deriva en el mar; su derretimiento aumenta el nivel medio de las aguas del mar. No obstante ser esto un proceso lento, a largo plazo puede ocasionar graves situaciones, atendiendo a que más del 70% de la población global vive en zonas costeras. 

Otra de las preocupaciones es la responsabilidad o influencia que el clima de esta zona tiene en el resto del mundo y su intervención en los desastres naturales tales como huracanes o terremotos. Apuntan que los tres océanos más importantes de la tierra -Pacífico, Atlántico e Índico- confluyen aquí creándose una corriente que aísla climáticamente la Antártica del resto del globo.

Concluimos que la condición de laboratorio natural de la Antártica la convierte en un escenario ideal para la investigación del calentamiento global. Se dan cita todos los elementos de un hábitat normal, hay especies y organismos productores, consumidores, predadores y parásitos.

Tomás Pablo R. Presidente Ejecutivo
Wolf & Pablo Consultores S.L. 

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