Frase del día: "Tratad a los demás como queréis que ellos os traten" Mateo 7,16. 12-14

Hay que releer a Tucídides

By on 1 marzo, 2022

Alberto Velásquez Castro.

Hay que volver a leer a Tucídides. Y si no se ha leído hay que leerlo. Es fascinante que una obra escrita hace 2400 años nos siga hablando; Tucídides es nuestro contemporáneo; no pasa de moda. La guerra del Peloponeso es el espejo de todas las guerras. En sus páginas se descubre la naturaleza humana; la bajeza y la grandeza; la pulsión por la muerte y por la vida;  la prudencia y la desmesura. La prudencia de Pericles; la desmesura de los tiranos. La ambición desmesurada e incontrolable por el poder a la que solo la muerte y la derrota parecen poner fin. La desmesura es el mal del político; ese modo de ser que no quiere límites.

En el transcurso de la Guerra del Peloponeso, (conflicto que enfrentaba a Atenas y Esparta), los atenienses destruyeron la pequeña ciudad de Melos; prácticamente la borraron del mapa. La destrucción de Melos fue un crimen político. Los atenienses querían demostrar lo que le sucedería a todos aquellos que pusieran en duda el poder de su imperio. Los atenienses asesinaron a los hombres adultos, esclavizaron a mujeres y niños, y repoblaron la ciudad con colonos de Atenas. Tucídides se detiene con profusión en este episodio ya que representa un momento de irracional descontrol. Momento de hybris, palabra que se puede traducir como desmesura u orgullo. Los griegos dirán que la desmesura es “una ceguera enviada por los dioses para provocar la ruina de los seres humanos”. El trauma de Melos nos persigue a lo largo de toda la Historia.

Son casi infinitos los momentos en que la humanidad ha sido presa de la hybris, de la desmesura. El trauma de Melos pareciera ser una constante. En una espiral que no termina recordamos la desmesura de los Persas con Darío y Jerjes intentando llegar al extremo de la tierra y someter a los griegos. La desmesura de Alejandro intentando helenizar el mundo conocido, ponerlo bajo su dominio y llegar a los confines de la Tierra. La desmesura de Napoleón de extender su imperio hasta las heladas estepas de Rusia. La desmesura de Mussolini intentando alcanzar el poder total y restaurar el imperio Romano. La desmesura de Hitler intentando imponer una raza, eliminar industrialmente a los que piensan y son distintos; y así controlar Europa y tal vez toda la tierra. La desmesura de Lenin para instalar el paraíso en este mundo sin detenerse frente a la tragedia, el asesinato y la muerte. La desmesura de Stalin construyendo un archipiélago interminable de campos de concentración y trabajos forzados, (427 gulags). La desmesura de Estados Unidos en Vietnam y en Irak por controlar lo que está más allá de su poder. La desmesura de la última dictadura Argentina lanzando miles de cuerpos al mar. La desmesura de Pinochet torturando y desapareciendo cuerpos para eternizarse en el poder. Hoy la desmesura de Putin por restaurar el Imperio Ruso y la supuesta grandeza de la Unión Soviética.

Sabemos cómo las cosas comienzan, pero no sabemos dónde irán a parar. No obstante la Historia y Tucídides parecen darnos una pista. Darío y Jerjes son derrotados. Alejandro muere a los 33 años probablemente envenenado. Napoleón muere envenenado en Santa Helena. Mussolini es colgado por sus compatriotas. Hitler se suicida en su Búnker, antes que lo hagan prisionero. Lenin morirá sabiendo que ha soltado a un perro rabioso. Stalin muere en su dacha abandonado mientras sus esbirros pelean el poder. Estados Unidos se retira derrotado de Vietnam e Irak. Los dictadores argentinos son juzgados y arrestados. Pinochet morirá libre pero en el oprobio y la ignominia. 

La sabiduría del político consiste en encontrar el punto medio, el punto exacto entre la desmesura y la prudencia; el punto en que su ser no sea presa del orgullo. El político siempre camina en la cornisa. No todos los sueños se pueden cumplir, no todos los deseos se pueden satisfacer. La tarea es encontrar el camino de lo alcanzable con el menor daño posible; sin dejar, ojalá, un reguero de dolor, tragedia, sangre y muerte.  En eso consiste el humano arte de gobernar. La historia nos da una pista para escapar de la desmesura, de la hybris: cada vez que somos presa de ella las cosas terminan mal. Pista que en su desmesura nuestros grandes hombres fingen olvidar. Hay que volver a Tucidides, hay que poner La guerra del Peloponeso bajo la almohada para que nuestros sueños no sean presa del orgullo.

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